jueves, 23 de octubre de 2008

Algo que parece fábula

RENATO

Cuentan la historia del mono Renato
que por perezoso no realizaba ni un salto,
dormir y soñar sin nunca querer trabajar
era lo único que hacía además de roncar।

_ ¡Mandril sucio trabaja, que tu pelo ya parece paja!
le imprecaba la felina roedora.

_ Que de sueños y ronquidos no se vive ¡Atorrante!
gritaba el ratón gigante.

Renato, irónico contestaba – Pregúntenme si me importa,
mientras este platanar sea mi almohada
alimento sin sustento
no me faltará ningún momento –

Así transcurrió la vida de Renato
soñando de rato en rato,
sin moverse de su platanar ni al baño
donde comía hasta hacerle daño.

Soñaba que era guerrero malo
y lanzaba plátanos al pantano,
soñaba que volaba
y bananas ya no abundaba,
soñó ser emperador
agarrando troncos con gran ardor.

Se dio cuenta que bananas faltaban
y las imprecaciones en su cabeza habitaban,
quiso cambiarse pronto de platanar
pero lamentablemente no sabía ni saltar,
furioso e impotente se puso a llorar.

SOÑAR NO CUESTA NADA NI HACE DAÑO,
DESPERTAR LASTIMA Y SALE CARO

jueves, 25 de septiembre de 2008

Lo dELiCiOSamEnTE aSQUeRosO, Lo EsQUiSiTAmENtE REpUgnante



Me dirijo a ustedes lesctores/as asiduos/as, que se encuentran en torbellinos de extinción, que muy pronto llegará por medio de nuestras pupilas a nuestra viceral degustación, una composición totalmente fuera de serie titulada:


"Lo dELiCiOSamEnTE aSQUeRosO, Lo EsQUiSiTAmENtE REpUGnAntE"

jueves, 18 de septiembre de 2008

NO PERDAMOS TIEMPO, DERROCHÉMOLOS VIAJANDO A NUESTRA REPRESIÓN A LO QUE ESTÁ PROHIBIDO, MANIFESTEMOS EL SONIDO DE NUESTRO SILENCIO Y DIVERTÁMONOS EN EL BULLICIO DE LA TRANQUILIDAD.

dESeNrEDoS EnREdADOs



(algo que parece cuento)


De repente la mosca empezó a comerse a la araña, mientras las pulgas regateaban la compra de un perro; estos sucesos no eran nada extraños en el país de “dependeti”, donde la preocupación estaba preocupada de no preocuparse y la alegría estaba triste de su excesiva felicidad.

En un día de aquellos, raros como siempre iniciaron la noche tan cálida empollando las vacas en su nido y a ordeñarse las gallinas entre ellas, mientras los cerdos del todo preocupados, aseaban presurosamente su chiquero, para la visita del animal más enamorado de la ciudad forestal.

“Chus, chus” suena la verja
_ ¿quién es? Preguntó el fragancioso cerdo.
_ Soy yo (respondió el tierno toro).

Entonces Gallardo, así se llamaba el cerdo hizo pasar a “Corneo” el tierno toro. Éste le contó a Gallardo que se encontraba muy triste, ya que se había enamorado de la más fiera come zanahorias que existía en el lugar. Gallardo de inmediato entendió la trágica situación por la que pasaba “Corneo”, puesto que la agresiva coneja sin dientes no hacia más que brindar puro rechazos y garrapatas a su noble pretendiente. Entonces Gallardo muy acongojado le dijo:

_ Pues ¡que pena! ¿no?, ni modo resígnate.

“Corneo” entusiasmado por el inexistente consejo y la sincera respuesta de Gallardo, fue tan rápido como una tortuga en busca de la insensible coneja, cuando la encontró le dijo:

! Te encontré¡ (además de eso, declaró todo lo que sentía)
_ fueron tan intensos, desgraciados e interminables los tres minutos que estuve enamorado de ti que a través de este poema quiero que sepas lo que siento.

Hay una rosa, tú eres la espina
de la belleza del fuego, tú eres el humo
del apasionante locoto, tú eres las pepas
de las plantas blancas y lisas de los pies, tú eres un callo
de la hermosa textura de un rostro, tú eres un grano
de las delicadas uñas de los dedos, tú eres la mugre
y de mis bellos grandes y tiernos ojos, tú eres una lagaña.


Las palabras fueron tan, pero tan profundas, que la coneja corrió a atacar a todo animal que se encontraba frente a su camino, sin distinción de especie y tamaño entre sus víctimas más afectadas se encontraban: un dinosaurio, dos elefantes y cuatro serpientes cascabel.

El país de “depentedeti” atravesaba la situación más crítica en su larga y fugaz historia, debido a los continuos ataques por la resentida coneja.

La crisis llegó a tal punto que los sabios burros ingeniaron el remedio perfecto para frenar las continuas acometidas por ese demonio con orejas. Dicho remedio consistía en inyectar la dosis más fuerte del veneno existente en una viscosa zanahoria, dicho veneno era la saliva de una vicuña.

Para llevar a cabo tan ingenioso plan, mandaron al más ágil, listo e intrépido de los animales, un perezoso, quien puso la mortal zanahoria en la nariz de un hipopótamo, mismo que era la próxima víctima de la cruel coneja.

Después de haber atacado, como estaba previsto a su débil presa, también se comió la zanahoria como se esperaba. Entonces la coneja sintió fuertes malestares y quedó con la diarrea más fuerte de la historia por el resto de sus días, así terminó la temporal crisis de atentados en la ciudad forestal y todos sus habitantes vivieron locos como siempre.